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estudios

Oír con continuidad hasta llegar a escuchar.

Dios no nos hizo para una relación sino para la comunión.
La relación es el inicio para la comunión.

Lucas 10:38
Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.

Recibir a Jesús es el primer paso para luego poder oír su palabra.

Muchos se han quedado en el punto de recibir a Jesús y cuando esto no se transforma en el vínculo para oír, se torna en un vínculo para el afán.

El primer nivel es el oír.
El segundo nivel es oír con continuidad para llegar a escuchar.

La mejor parte es una decisión.

Dios no le quitó, ni le quita, ni le quitará nada a nadie.
Fue María quien decidió ir a los pies.
Dios no le quitó nada a Marta, fue ella que decidió.

Dios no obliga nada a nadie, yo escojo.

El oír y llegar a escuchar con continuidad la Palabra de Dios hará que todas las cosas que tienen que ser añadidas, lo sean.

Veamos el ejemplo de Lidia:

Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. (HECHOS 16:6-10)

Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. (HECHOS 16:11-13)

Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. (HECHOS 16:14, 15)

La cualidad que produce el oír, es escuchar y esto me abre el corazón.

Escuchar implica prestar atención, ser cautivado por el mensaje, entender el mensaje

Debemos saber y creer que Dios diariamente nos quiere comunicar muchas cosas preciosas incluyendo sus secretos.

"Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón son las que Dios ha preparado para los que le aman"

¿Porqué necesitamos intimar con Dios?
1- Para crecer en conocimiento y gracia.
2- Para madurar.

Entender es tener una tendencia a la comprensión.

Juntarse como todas se juntaban era muy sano, pero no todas estaban adorando a Dios.

Adorando a Dios: reverenciarle, honrarle, temerlo implica respetarlo.

La única que estaba entrando a un proceso de intimidad era ella (Lidia).

¿Cómo se entra a este proceso?

1- Con una disposición de disponibilidad de honra hacia Él.
2- Una actitud de que Él es nuestro origen y nuestro todo.
3- Esta actitud le llevó a un oír diferente, un escuchar.

Aunque todos estaban en un mismo lugar pero bajo una actitud distinta.

Ese sonido es tan diferente y agradable que le entrega sus oídos a su adoración a Dios.
Cuando hay adoración es cuando hay una realidad de darle nuestros oídos al Señor.
Darle los oídos es entrar a un proceso de embarazo espiritual.

Entró a una entrega de una búsqueda esperanzada.

¿Qué espera Dios de nosotros?
No una vida de medio tiempo, sino de tiempo completo.

Vida total, no parcial.

Lidia a diferencia de las demás estaba sedienta y hambrienta de la justicia y rectitud de Dios.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados.

Nuestro nivel de hambre determinará nuestro nivel de adoración.

 

Pastor Alfredo Dimiro